Cuando a un buen valenciano le preguntan cuál es la fruta por excelencia, no tarda ni un segundo en nombrar nuestra querida NARANJA. Para nosotros, los valencianos, la naranja no es solo un cítrico para preparar un zumo o una macedonia. Es parte de nuestra identidad, un símbolo que evoca a nuestra cultura, historia y tradición. En el museo ILUZIONA, hemos capturado la esencia de este símbolo y lo hemos convertido en una experiencia inolvidable.
HISTORIA
La llegada de las naranjas a Valencia en el siglo X por parte de los árabes marcó el inicio de su historia en la región. Originarias del sudeste asiático, encontraron en el clima mediterráneo de la zona el ambiente propicio para su crecimiento. Aunque inicialmente utilizadas con fines ornamentales debido a su sabor amargo. En los siglos XV y XVI llegaron variedades más dulces que comenzaron a ser apreciadas como alimento. Fue en el siglo XVIII cuando los cítricos, encabezados por las naranjas, revolucionaron la agricultura valenciana. El sacerdote Vicente Monzó Vidal desempeñó un papel crucial en esta transformación al plantar el primer campo de naranjas en Carcaixent en 1781.
A pesar de enfrentar desafíos como la sequía, su dedicación llevó al cultivo de la «naranja perfecta», sentando las bases para una próspera industria. La calidad excepcional de las naranjas valencianas atrajo la atención internacional. Hecho desencadeno una creciente demanda que impulsó la economía regional, generando empleo y riqueza en la Comunidad Valenciana.
SIMBOLO VALENCIANO
La naranja no es simplemente un producto agrícola en Valencia; es un símbolo profundo de la identidad
valenciana, impregnando diversos aspectos de la vida cotidiana y la arquitectura local. Este vínculo se manifiesta de manera destacada en la Estación del Norte, uno de los ejemplos más emblemáticos de la
arquitectura modernista valenciana. Su fachada ricamente decorada presenta motivos que celebran la naranja valenciana.
Más allá de la arquitectura, la presencia de la naranja en Valencia se extiende a sus calles y parques. Unos ejemplos son el Jardín del Turia y la Plaza de la Reina. Convirtiendo un paseo por el casco antiguo y los jardines históricos en una experiencia sensorial única. Estos árboles embellecen la ciudad y encapsulan la rica tradición agrícola de la región. Especialmente durante la primavera, cuando el aire se llena con los aromas de las flores de azahar.
LA SALA DE LOS NARANJOS
Las naranjas valencianas son el resultado de una rica historia y dedicación. Cada vez que tomas una naranja valenciana, estás disfrutando de siglos de tradición y dedicación. En el museo ILUZIONA hemos sido capaces de darle la importancia que merece a este símbolo cultural. Hemos capturado esta profunda conexión en nuestra sala inmersiva dedicada a las naranjas valencianas, LA SALA DE LOS NARANJOS. Aquí, los visitantes pueden experimentar una recreación sensorial del viaje de la naranja. A través de proyecciones interactivas, sonidos naturales y aromas cítricos. De este modo, la sala ofrece una experiencia envolvente que celebra la naranja como un símbolo de la identidad valenciana. Os animamos a explorar esta historia multisensorial en el Museo ILUZIONA, donde tendrás la oportunidad de conocer esta y más tradiciones y leyendas valencianas.
